Amar a tu familia, es Amar a un club: ¿Cómo se puede ser un buen hincha sin alentar en el estadio?
Tres historias de hinchadas que no necesitaron de un partido de fútbol para demostrar la devoción a sus colores.
Hablar del amor de las hinchadas a sus clubes es narrar gestas románticas, escenarios nostálgicos y episodios de despojo que pueden incluso bordear la locura. ¿Qué puede atar a un extraño con un equipo que cada fin de semana sortea entre ganar y perder? Ya lo decía el escritor uruguayo Eduardo Galeano al mencionar hasta dónde puede llegar el enamoramiento a un club.
“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. El peruano Julio Ramón Ribeyro también soltaría una frase para describir el desamor. “Quien no ha sentido la tristeza en el fútbol no sabe nada de la tristeza”.
Es cierto que bajo esta justificación se han realizado acciones no tan nobles. Tenemos el ejemplo más próximo. En el Perú, el país del medio millón de contagios y las 20 mil muertes por COVID-19, hace una semana se suspendió la Liga 1 debido a que un grupo reducido de hinchas de Universitario no respetó el estado de emergencia y se reunió en las calles sin respetar el distanciamiento establecido.
Días antes, el mismo escenario se había replicado durante un partido amistoso de Alianza Lima. La vuelta al fútbol luego de cinco meses no había sido lo esperado: en vez de ser una herramienta para difundir el mensaje de respetar los protocolos de bioseguridad, se convirtió en una oportunidad para la irresponsabilidad.
Pero, felizmente, en la historia del fútbol solo habrá espacio para las hazañas y eso incluye a los verdaderos hinchas. Revisemos tres historias de fieles seguidores que no necesitaron estar en un partido para demostrarle amor a su club.
El futbol es el lenguaje universal que une naciones. El Borussia Monchengladbach llenó su estadio con aficionados de cartón en el regreso de la Bundesliga.